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Entregas en 4 horas en México: ¿promesa imposible o nueva realidad?

Por Danielle Willig

Hace unos años, prometer una entrega en menos de cuatro horas sonaba muy arriesgado. Hoy, en México, esa promesa empieza a convertirse en una expectativa real del consumidor. Sectores como alimentos, moda o cosmética están en plena transformación logística, presionados por la competencia, la tecnología y, sobre todo, por clientes que quieren todo rápido, fácil y sin complicaciones.

La última milla: el tramo más caro y complicado

La famosa última milla es el talón de Aquiles de las entregas. En México, puede representar hasta el 53 % del costo total de envío, según la AMVO. Y no es raro: el tráfico caótico, la densidad urbana y la falta de infraestructura logística convierten esta etapa en la más costosa y vulnerable.

Según un informe de Mordor Intelligence, el mercado mexicano de última milla superó los 13,700 millones de dólares en 2024 y se espera que en 2025 llegue a 15,600 millones, creciendo arriba del 11 % anual. Una oportunidad enorme, pero también una advertencia: la velocidad no lo es todo. Correr más sin una estrategia sólida puede convertirse en un camino insostenible.

Rapidez si, pero con planeación

Muchas empresas están apostando por entregas cada vez más rápidas. El problema surge cuando esa prisa no está acompañada de infraestructura, análisis de datos y rutas eficientes. La entrega en cuatro horas no debería ser un “gesto heroico”, sino parte de un modelo bien diseñado: microalmacenes bien ubicados, flotas optimizadas, tecnología que anticipe la demanda y plataformas que integren inventario, transporte y almacén en un solo lugar.

Lo que el cliente realmente espera

Sí, la velocidad importa y mucho: el 45 % de los consumidores mexicanos dice que la rapidez es clave al comprar en línea. Pero no es lo único. El 30 % prefiere opciones como lockers o puntos de conveniencia para recoger sus pedidos, porque lo que buscan es flexibilidad y control. La trazabilidad en tiempo real, las opciones de entrega personalizadas y un buen servicio postventa empiezan a pesar tanto como los minutos.

El desafío de las ciudades mexicanas

El quick commerce no solo es un tema de apps y plataformas. También es un reto urbano. Ciudades como Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara necesitan más metros cuadrados de logística urbana si quieren sostener la demanda de entregas ultrarrápidas.

Si no hay coordinación con los planes de desarrollo urbano, las empresas terminarán compitiendo por espacios imposibles, encareciendo los costos y bajando la calidad del servicio.

Quick commerce a la mexicana

El modelo de quick commerce ya opera en México: dark stores, entregas hiperlocales y redes que prometen pedidos en cuestión de horas (o incluso minutos) están ganando terreno, sobre todo en alimentos y farmacia. Y la tendencia apenas empieza.

Al mismo tiempo, surgen nuevas prioridades: flotas eléctricas, embalajes sostenibles y cadenas de suministro más verdes. Algunas empresas ya experimentan con vehículos eléctricos para reducir emisiones y costos.

La conclusión es clara

En México, la entrega en cuatro horas dejó de ser un lujo. Hoy es parte de las reglas del juego. Pero la clave no está en correr más rápido, sino en correr mejor.
Las compañías que logren combinar rapidez, planeación, digitalización y sostenibilidad serán las que realmente ganen la confianza del consumidor en un mercado cada vez más competitivo.

Danielle Willig, es Gerente de Desarrollo de Mercado para América Latina de Manhattan Associates.

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