Estos cohetes permitirán realizar experimentos en que aportarán una serie de aplicaciones tecnológicas relacionadas con la medicina, física e ingeniería; por eso es importante el apoyo del Gobierno de México

El programa Cabo Tuna inició en 1957 en el seno de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y se interrumpió en 1972, para reiniciar en 2016 con la colaboración del INMEU, heredero del programa Cabo Tuna, y del Instituto de Física.

El programa no ha tenido apoyo oficial en el aspecto económico, y representa el proyecto mexicano más serio en cuanto a diseño, construcción y lanzamiento de vehículos suborbitales (cohetes de sondeo).

El 14 de marzo de 2020, se lanzó de nueva cuenta en México un cohete suborbital, en el municipio de Charcas, San Luis Potosí, dentro del programa conocido como Cabo Tuna . Con este histórico lanzamiento se reinicia la actividad aeroespacial en México, relativa a la construcción y lanzamiento de propulsores suborbitales, que iniciara el 28 de diciembre de 1957 con el lanzamiento del cohete “Física I” en San Luis Potosí, marcando el inicio de la experimentación aeroespacial en México y del programa Cabo Tuna.

https://www.youtube.com/watch?v=wYM4QLdSoLk).

El cohete llevó el nombre de Fénix I-2 “Alejandro Pedroza Meléndez”. Previamente se había realizado otra prueba histórica en el país. La primera prueba estática en México, realizada el 19 de octubre de 2019 https://www.youtube.com/watch?v=BmTUo35s_v4&t=228s)

El cohete fue construido por investigadores del Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre (INMEU) y del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (IF-UASLP), con aportaciones económicas de los propios investigadores.

Actualmente se trabaja en la construcción de un par de cohetes de nueva generación de combustible híbrido que se estarán lanzando en 2021, colocando a México en la lista de países que realizan experimentos de propulsores con fines científicos.

Estos cohetes permitirán realizar experimentos en micro gravedad con interés social que aportarán una serie de aplicaciones tecnológicas relacionadas con la medicina, física, ingeniería y una larga serie de especialidades que se desarrollan en México.

La construcción de estos cohetes, nuevamente se realizan con aportaciones de los propios investigadores y el apoyo institucional, no económico, de la UASLP. Lo que retarda en gran medida el proyecto  pues al no contar con suficiente arsenal para la realización de experimentos, las pruebas que dan como resultado cambios en el diseño de los cohetes, tienden a retrasar los lanzamientos programados.

Dentro de los programas de apoyo de Conacyt, se han apoyado proyectos de construcción de cohetes que han llamado la atención de los evaluadores, pero que no han cumplido con las expectativas. Este es un problema que suele presentarse en las convocatorias de Conacyt, y que desvía el presupuesto alejándolo de los proyectos que sí pudieran aportar al desarrollo concreto de cohetes de sondeo como el caso de Cabo Tuna.

Las necesidades en esta etapa del programa Cabo Tuna que aportarían a un rápido desarrollo al país en temas de construcción de cohetes para satisfacer a mediano y largo plazo las necesidades en materia aeroespacial, son de manera muy general:

Las personas responsables del proyecto son:

Gerardo Saucedo Zarate (INMEU) y José Luis Arauz Lara (Instituto de Física, UASLP)

Así mismo con apoyo del Staff de Desarrollo Tecnológico:

José Ángel de la Cruz, Emanuel Vázquez, José Refugio Martínez, José Eugenio Gutiérrez, HernánGonzález y Azdrubal Lobo.